Cada curso nuevo, procuramos hacer mejoras en nuestra biblioteca escolar, no sólo en los fondos y recursos, sino también en el mobiliario y la decoración, para ofrecer la imagen de continua evolución que tanto gusta a nuestros usuarios, jóvenes y ávidos de novedades.
Nuestro primer objetivo son los alumnos/as de 1º de ESO (siete grupos) cuya procedencia en su mayor parte es de los colegios Santiago Apóstol y María Moliner a los que conocimos cuando tenían 3 años y hemos ido guiando y observando en su vida alrededor de esas bibliotecas escolares e intentando que usen la biblioteca municipal.
Para ello hemos comprado unas estanterías blancas en Ikea, las hemos colocado apaisadas y les hemos puesto ruedas ¡Ayudantes voluntarios!
Barato y vistoso ¿a que sí?
Aquí, casi en la entrada de la biblioteca, hemos colocado la narrativa juvenil y los comics, por orden alfabético de autor y en baldas más pequeñas y más fácilmente ordenables, con señalización vertical y horizontal.
Estas estanterías bajas nos permiten colocar en la encimera los libros más recomendados o que nos parecen más interesantes porque ellos en sus antiguas bibliotecas están acostumbrados a ver las cubiertas y leerse las solapas para elegir tema o autor.
Nos queda por colocar las letras en cada balda. Es más cómodo colocar una letra que un abecedario entero.
Ya van entrando y mirando y preguntando y llevándose los libros en el recreo mientras nosotros estamos preparando el vestido que le pondremos a la biblioteca en Halloween (una de las exposiciones más esperadas)
Si no perdemos a estos muchachos/as cuando llegan nuevos al Instituto, es una batalla que tenemos ganada en la estrategia de que no sólo sean buenos lectores, sino que sigan disfrutando de las buenas historias y sintiéndose eficaces y autónomos en la búsqueda de información
Y...¡ ha quedado más bonita!
Chulísima!!! Qué envidia...
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