Aunque no os lo podais creer, esto es la biblioteca escolar del CEBIP María Moliner.
Las persianas están bajadas, la pantalla del ordenador cubierta con una cartulina negra, así como los cristales de la puerta de entrada.
La luz de una vela brilla sobre la alfombra en la zona de Infantil : sólo se oye una voz de adulto que susurra y se adivina la respiración contenida de un grupo de personas.
Entro despacio, sin hacer ruido y disparo la máquina sin flash: esto es lo que se ve.
Me siento en el suelo junto a los bultos humanos que adivino y me dispongo a escuchar.
Son historias de miedo, muy bien contadas, al grupo de tercero de Educación Primaria.
Aprovechando una pausa en el relato, pongo el flash y disparo dos veces, intentando no estropear la atmósfera de miedo.
Aparece el escenario más claro, pero pierde el ambiente de misterio con la luz.
¡Qué suerte tener un profesor escritor capaz de inventar historias sobre la marcha!
Juan Farias Huanqui, con el grupo de su clase, despiden el trimestre en la biblioteca escolar.
Cuando acaba y vamos a hacer los préstamos de libros para leer durante las vacaciones, todos quieren los libros en los que estén las historias de miedo que Juan les acaba de contar.
Buscamos libros de miedo, pero nos callamos que esas historias que acabamos de oir aún no están escritas; tal vez estarán dentro de un libro algún día o tal vez no.
Lo que sí es cierto es que las historias han gustado tanto a los niños/as que las escuchaban como a la que escribe esta crónica.
Por un momento me ha venido al pensamiento lo que debían disfrutar los alumnos de Gianni Rodari en la escuela del pueblo italiano donde enseñaba, porque no es lo mismo escuchar una historia leida que una historia inventada.
Justo ahora estos niños/as acaban de presentar sus cuentos al concurso de la biblioteca municipal.
¿Por qué cuando somos adultos nos olvidamos de seguir escuchando y contando cuentos?
Esto es una hermosa forma de despedir el trimestre.
¡Gracias, Juan, por darle vida a nuestra pequeña biblioteca escolar de una manera tan mágica!
En verdad que esa luz parece mirarnos por dentro y asusta. ¡Qué sueño hacerse niño con los niños!
ResponderEliminarExpresiones
Piedra
Es como vivir la infancia una y otra vez... como Peter Pan... mientras no mires los espejos..
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Piedra.
Tú tienes los niños bien cerca... y qué preciosidad de niños
Saludos