La importancia de compartir

En tiempos de crisis y con los recortes presupuestarios a los que estamos sometidos, cobran importancia pequeñas innovaciones que han ido entrando lentamente en nuestras bibliotecas, casi sin darnos cuenta, y poco a poco se han ido convirtiendo en nuevos hábitos que ahora comprobamos que son un tesoro.
Se trata de la experiencia de compartir.
Empezamos compartiendo formación entre las bibliotecas cercanas en el espacio. Dos bibliotecas pequeñas y la biblioteca municipal. A los dos años se unió otra biblioteca de un centro más grande y mejor dotada.
Un tiempo después nos pusimos de acuerdo para hacernos entre nosotros préstamos colectivos (sobre todo de libros informativos) para trabajos puntuales.
Con el tiempo hemos ido estableciendo contactos más estrechos y los intercambios han ido creciendo hasta tal punto que se han convertido en una herramienta más de nuestro trabajo.
Viene esta reflexión a cuento de la preparación de las semanas culturales que celebramos alrededor del día del libro.
Cada biblioteca se plantea el tema con antelación. Se prepara un listado con las actividades y, antes de meternos en compras y preparaciones, vemos lo que tenemos en cada una de las bibliotecas sobre el tema.
En la biblioteca municipal cada una de las bibliotecas escolares dispone de un número de usuario que le permite disponer de un préstamo colectivo con un tiempo menos restringido que el de un usuario normal.
En las bibliotecas escolares hemos hecho lo mismo, añadiendo además los trabajos elaborados en cada una de las bibliotecas.
Así resulta que, casi sin darnos cuenta disponemos de un montón de recursos que no están físicamente en nuestras bibliotecas.
Esto repercute también en la cantidad de tiempo que se ahorra porque la selección de material a veces ya está casi hecha y las personas que en su día invirtieron su tiempo y su trabajo se ven de alguna manera recompensadas por su mayor difusión.